Los miedos de los niños

Los miedos empiezan a aparecer durante el primer año de vida y se hacen más intensos durante los cuatro y seis años. Las reacciones que conllevan estos temores son reacciones fisiológicas como pueden ser el tartamudeo, la taquicardia, o la ansiedad. Aún así, los miedos infantiles son normales y además, son beneficiosos para los niños, ya que les ayudan a evolucionar y a adaptarse a esos miedos para que desaparezcan.
En los niños se producen diferentes tipos de aprensiones o miedos:
1. Miedo a las personas desconocidas: debes advertir a tu hijo sobre los peligros que conlleva hablar con desconocidos, pero sin llegar a aumentar sus miedos. Enséñale a que no debe aceptar cosas de alguien que no conoce, ni darle la mano o irse con esa persona. Apórtale seguridad y confianza pero enséñale a ser precavido.
2. Miedo a la oscuridad: este temor está relacionado con las pesadillas, los sueños o las fantasías que experimenta el niño. También puede ser consecuencia de algún cuento que le hayan contado sobre monstruos o brujas. Un remedio para que el niño se sienta un poco más seguro es dejarle una luz encendida hasta que se duerma.
3. Miedo a los animales: es recomendable que desde pequeños, los niños se acostumbren a ver o estar con animales; para ellos, puedes enseñarle fotos o contarle algún cuento sobre perros, gatos… también, cuando veas un perro de alguien conocido, puedes acercarte y acariciarle: tu hijo al verlo tomará la misma postura. Poco a poco el miedo se irá yendo.
4. Miedos diurnos: si tu hijo sufre miedos nocturnos es posible que la causa sean las pesadillas. Muchos niños sólo pueden dormirse si están junto a sus padres, pero si se acostumbra a dormirse con vosotros adquirirá un hábito que será difícil de solventar. Para que desaparezca este tipo de miedo evita la excitación del niño antes de irse a dormir, y si el pequeño grita por la noche ves a su cama y cálmale. Es recomendable que hables con el de lo que le ocurre.
Los padres debemos prestar atención a los temores de nuestros hijos, además de darles todo el apoyo posible para que logren superarlos. No hay que ser demasiado protectores, pero sí debemos comprenderles y darles seguridad para que, poco a poco, sean ellos mismos quienes venzan sus miedos.
Los miedos de los niños
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